Una cosa sobre la cual no me advirtió el pediatra es sobre que tendría que eliminar el huevo de mi dieta. Andreu sigue tomando pecho varias veces al día y parece ser que las proteinas del huevo pasan a la leche.
Además de leche materna Andreu come pan, verduras variadas, legumbres, sémola de trigo y arroz, pechuga, ternera, pescado, fruta, galletas, yogur y petit suisse y cuando comíamos nosotros siempre le dábamos algún trocito de pasta, granitos de arroz y cosas así para que fuera probando. Con esta dieta no parece difícil esquivar el huevo. Pero la cosa se complica conforme vas diversificando la alimentación. ¿Hamburguesas? Comprueba si llevan huevo. ¿Queso? Mira a ver si lleva lisozima.
Tener que seguir yo la dieta de eliminación de huevo y derivados me hace ser consciente de lo que se nos viene encima: Se acabó almorzar los viernes bocadillo de la cafetería. ¿El queso del "sobrasada y queso" tendrá lisozima?, ¿las patatas estarán fritas en el mismo aceite que los calamares rebozados?, ¿el embutido llevará huevo? y claro, de la tortilla de patatas ni hablamos. En un horno miras el mostrador y cuando tu marido dice ¿seguro que no quieres nada? la respuesta es: no puedo comer nada, todo está hecho o pintado con huevo, y lo que no, esta hecho en el mismo obrador y puede contener trazas. Y claro, de pensar en salir a un restaurante en estas condiciones se me ponen los pelos de punta.
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