Todo empezó con una magdalena. Andreu iba a cumplir un año y no había probado el huevo a pesar de la indicación del pediatra de introducirlo en la dieta a los 10 meses. No le habíamos dado huevo simplemente porque Andreu sigue mamando y consideramos que sus necesidades estaban bien cubiertas y que podíamos esperar a darle el huevo en forma de tortilla.
Cuando le di un trozo de magdalena la probó y aunque pareció gustarle escupió la miga más grande. Le limpié la boca y al instante, alrededor de los labios aparecieron una manchas rojas. Hasta ese momento habíamos sido cuidadosos en no darle repostería elaborada con huevo, así que lo tuve claro. Vamos a tener un problema.
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