Después de la magdalena y por si el enrojecimiento había sido casual o debido a la piel delicadita que tiene mi niño (todavía no sabíamos que la dermatitis atópica tenía tanta relación con la alergia al huevo) probamos a darle tortilla. Algo me decía que no había sido casual, así que la tortilla se la dimos a mediodía (por si la reacción no era inmediata, que no le pillara durmiendo) y en casa de la abuela, que es enfermera.
Esta vez además de las rojeces le salieron pápulas (habitas), que duraron tres cuartos de hora. Estuvimos pendientes pero no pasó nada más.
Después me he dado cuenta de que fue una imprudencia darle tortilla teniendo sospechas. Podía haber tenido una reacción más grave y nos hubieramos llevado un gran susto sin necesidad.
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